EL MONSTRUO DE AMSTETTEN

El ya conocido como “monstruo de Amstetten” pasará sin duda a la historia como uno de los mayores psicópatas del mundo. De no ser así, ¿como se puede explicar la existencia de un hombre que maltrató y abusó de su hija durante veinticuatro años y a la que mantenía bajo tierra encerrada junto a los hijos que iban naciendo de sus violaciones?

Ese es Josef Fritzl, un electricista austriaco que durante más de dos décadas ha llevado una doble vida. No solo secuestró a su propia hija y la violó en reiteradas ocasiones, sino que también amenazó a sus víctimas con matarlas con gas venenoso si intentaban escapar e incineró en un horno del zulo a uno de los hijos-nietos que tuvo junto a su hija y que nació muerto.

Cada día que pasa se van conociendo nuevos datos de este escalofriante suceso acaecido en el pueblo austriaco de Amstetten. Josef Fritzl mantuvo en cautiverio a su hija en un zulo de 60 metros cuadrados y cuatro habitaciones de apenas 1,7 metros de altura en el sótano de su casa. En él nacieron siete hijos, fruto de las continuas violaciones de Fritzl a su hija Elisabeth. De los siete hijos-nietos, tres fueron criados en las estancias superiores de su casa, junto a su mujer, a la que hizo creer que los había abandonado su hija ante su puerta tras haberse hecho miembro de una secta. Numerosas embustes que este “desequilibrado” iba contando a su esposa, quien permanecía ajena a todo esto tal y como declaró Elisabeth a la Policía una vez liberada.

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver que irán surgiendo a lo largo de los días. De momento, el “monstruo de Amstetten” ya está en la cárcel, altamente vigilado en su celda para evitar su suicidio. Su hija, a la que un mal día convirtió en su esclava sexual, está colaborando con las investigaciones, mientras que tres de sus hijos –los que se han criado en el zulo en condiciones infrahumanas- están recibiendo gran ayuda psicológica, pues es la primera vez que salen al mundo real y ven la luz del día, la primera vez que ven otros rostros que no son los de sus compañeros de calabozo subterráneo.